martes, 13 de diciembre de 2016

La sombra escarlata

Aquellos ojos tan negros como el tizón,
aquel pelo tan oscuro como el carbón,
oh, y que decir de de aquella tenue piel,
tan delicada como mi propio corazón,
mas uno no debe dejarse por esos labios color escarlata,
que con la más tenue caricia te enloquecen,
y con dos hasta te matan.
 Oh, pobre de aquel que caiga en los brazos de aquella despampanante morena,
y si ya lo ha hecho le aviso de que no le espera una muerte serena.
 ¡Por Dios! y como no fijarse en esas pecas,
en las que uno se emboba cuando esta mirando a las estrellas,
Mas jamás será tan bello y dulce el firmamento,
como esa mirada que produce mi tormento.
 Pobre de aquel que haya probado esos labios carmesí,
hace tiempo que en una sombra escarlata me convertí.

Mario Cruz

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